Renunciaron los abogados de Amado Boudou.

Lo defendían en los casos Ciccone y enriquecimiento ilícito; el efecto Stiuso.
El vicepresidente Amado Boudou se quedó sin la defensa de los abogados del estudio penal de Darío Richarte -número dos de la SIDE durante el gobierno de la Alianza- en la causa por el caso Ciccone y en la investigación penal en su contra por presunto enriquecimiento ilícito.


Los abogados Darío Richarte y Diego Pirota, elegidos por el Gobierno y cuyo estudio también patrocina a varios funcionarios kirchneristas, renunciaron a la defensa del segundo de Cristina Kirchner.

No obstante, cuando se formalice la renuncia, el vicepresidente seguirá teniendo un abogado que lo defienda: en esos expedientes también estaba presentado como defensor el constitucionalista Eduardo Durañona, el elegido por Boudou.

El abogado Diego Pirota, quien hasta ahora se había encargado de encabezar la estrategia defensiva de Boudou, emitió ayer un comunicado en el que explicó que "atento a los trascendidos periodísticos fue decisión de quienes formamos parte del estudio desvincularnos de los procesos penales donde vinimos llevando a cabo tareas profesionales".

"Ello sólo se debe a nuestro deseo personal de encarar desafíos profesionales distintos y no a ninguna otra situación con la que pueda especularse", agregó el texto firmado por Pirota y las abogadas Deborah Lichtmann y Carla Verde.

El estudio Richarte tiene también en sus manos las defensas del ex titular del Órgano Contralor de las Concesiones Viales (Occovi) Claudio Uberti (imputado por la valija de 800.000 dólares del venezolano Guido Antonini Wilson) y del ex jefe de Gabinete y actual senador Juan Manuel Abal Medina (investigado por presunta malversación de caudales públicos con propaganda emitida durante el programa Fútbol Para Todos). Además de representar al vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, y al ex secretario de Energía, Daniel Cameron.

En el comunicado, los ahora ex abogados de Boudou aclararon que las renuncias "acarrean la consecuente tarea de acordar los detalles que la técnica jurídica en materia procesal demanda", por lo que las "desvinculaciones han de ser llevadas a cabo de un modo ordenado y de forma tal que no genere en las personas a las que les hemos venido prestando un servicio profesional, inconveniente alguno".

"Todas las desvinculaciones se han producido de un modo acordado con nuestros clientes, fruto de la excelente relación personal que hemos construido. Concluimos nuestra relación profesional en la firme convicción que siempre hemos tenido acerca de la inocencia de nuestros representados", se añadió.

El estudio penal en cuestión pertenece a Richarte, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires y quien fue subjefe de la SIDE durante el gobierno de De la Rúa. Su estudio de abogados tiene relación con el auditor Javier Fernández y con el ex hombre fuerte de inteligencia, Antonio Jaime Stiuso. Hay quienes plantean que el alejamiento del espía determinó la decisión del estudio.

El año pasado, la defensa del vicepresidente en Tribunales quedó en manos de los abogados Diego Pirota y Eduardo Durañona. El primero, puesto por el Gobierno cuando estalló el escándalo por el caso Ciccone, en 2012, mirado con desconfianza por el propio Boudou, es un hombre que ya no goza del esplendor de otras épocas que solían tener los enviados del Gobierno a Tribunales; el otro es un hombre de confianza del vice.

Boudou fue procesado por el juez federal Ariel Lijo por los delitos de negociaciones incompatibles con la función pública y cohecho. En las próximas semanas se espera que la Sala I de la Cámara Federal, integrada por los jueces Jorge Ballestero, Eduardo Farah y Eduardo Freiler, decida si confirma ese procesamiento, lo que, de ocurrir, deja libre el camino para que Lijo eleve el caso, al menos parcialmente, a juicio oral en 2015. Los camaristas se habían reunido en diciembre para intentar llegar a una sentencia antes de Navidad, pero no lo lograron.Es investigado también en una causa por enriquecimiento ilícito, pero aún no fue llamado a indagatoria.
Fuente: La Nación

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