Ambas cosas figuran entre los principales factores que fortalecen el sistema inmunológico del niño.
La lactancia materna y otros factores influyen en el desarrollo del sistema inmunológico de un bebé y la susceptibilidad a las alergias y el asma mediante las bacterias que están en su intestino. Estas son las conclusiones de un estudio del Hospital Henry Ford, en Detroit, Estados Unidos.
Los hallazgos sorprendentes de una serie de estudios, que se presentaron en la reunión anual de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, que se celebra en Houston, avanzan aún más en la llamada "hipótesis de la higiene" sobre que la exposición temprana durante la infancia a los microorganismos afecta al desarrollo del sistema inmunitario y la aparición de alergias, afirma la autora principal del trabajo, Christine Cole Johnson, director del Departamento de Ciencias de la Salud Pública en Henry Ford.
El tracto gastrointestinal contiene lo que los científicos llaman a menudo un ecosistema bacteriano. Se sabe que el microbioma intestinal juega un papel importante en el desarrollo del sistema inmune y se cree que contribuye a una serie de enfermedades como la obesidad, patologías autoinmunes, trastornos de la circulación, alergias pediátricas e infección.
"Desde hace años, siempre hemos pensado que un ambiente estéril no era bueno para los bebés. Nuestra investigación muestra por qué. La exposición a estos microorganismos o bacterias en los primeros meses después del nacimiento en realidad ayudan a estimular el sistema inmunológico", subraya Johnson. "El sistema inmunológico está diseñado para ser expuesto a las bacterias a gran escala. Si se minimizan estas exposiciones, el sistema inmunológico no se desarrollará de manera óptima", añade.
Los hallazgos proceden del "Wayne County Health, Environment, Allergy and Asthma Longitudinal Study" de Henry Ford, que explora el papel de los factores ambientales y mide los marcadores biológicos para entender cómo las alergias y el asma se desarrollan en una etapa temprana en la vida.
En seis estudios separados, los investigadores buscaron evaluar si la lactancia materna y factores de la madre y el nacimiento tuvieron algún efecto sobre el microbioma intestinal de un bebé y los resultados alérgicos y el asma.
Los resultados de los estudios arrojaron que los bebés amamantados de un mes y seis meses tuvieron composiciones del microbioma distintas en comparación con los que no son amamantados y esas diferencias pueden influir en el desarrollo del sistema inmune.
Los hallazgos sorprendentes de una serie de estudios, que se presentaron en la reunión anual de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, que se celebra en Houston, avanzan aún más en la llamada "hipótesis de la higiene" sobre que la exposición temprana durante la infancia a los microorganismos afecta al desarrollo del sistema inmunitario y la aparición de alergias, afirma la autora principal del trabajo, Christine Cole Johnson, director del Departamento de Ciencias de la Salud Pública en Henry Ford.
El tracto gastrointestinal contiene lo que los científicos llaman a menudo un ecosistema bacteriano. Se sabe que el microbioma intestinal juega un papel importante en el desarrollo del sistema inmune y se cree que contribuye a una serie de enfermedades como la obesidad, patologías autoinmunes, trastornos de la circulación, alergias pediátricas e infección.
"Desde hace años, siempre hemos pensado que un ambiente estéril no era bueno para los bebés. Nuestra investigación muestra por qué. La exposición a estos microorganismos o bacterias en los primeros meses después del nacimiento en realidad ayudan a estimular el sistema inmunológico", subraya Johnson. "El sistema inmunológico está diseñado para ser expuesto a las bacterias a gran escala. Si se minimizan estas exposiciones, el sistema inmunológico no se desarrollará de manera óptima", añade.
Los hallazgos proceden del "Wayne County Health, Environment, Allergy and Asthma Longitudinal Study" de Henry Ford, que explora el papel de los factores ambientales y mide los marcadores biológicos para entender cómo las alergias y el asma se desarrollan en una etapa temprana en la vida.
En seis estudios separados, los investigadores buscaron evaluar si la lactancia materna y factores de la madre y el nacimiento tuvieron algún efecto sobre el microbioma intestinal de un bebé y los resultados alérgicos y el asma.
Los resultados de los estudios arrojaron que los bebés amamantados de un mes y seis meses tuvieron composiciones del microbioma distintas en comparación con los que no son amamantados y esas diferencias pueden influir en el desarrollo del sistema inmune.
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